Recuperando el poder sobre nuestros cuerpos, podremos maternar en libertad
Mis ganas de contribuir a la sociedad
Siempre me he imaginado trabajando para una ONG en alguna profesión sanitaria. Además, he experimentado el poder del cuidado en mi familia. Primero con mi abuelo, luego con mi abuela.
Estas experiencias marcaron mi infancia, y tuvieron mucho que ver en la elección de la enfermería como profesión. Una actividad que me ha apasionado durante más de 20 años.
La revolución de la maternidad
La maternidad supuso para mí un renacimiento en toda regla, una oportunidad para revisarme y reorientar mi actividad. Comencé a buscar mi forma de criar leyendo, acudiendo a grupos de crianza y rodeándeme de otras mujeres con las mismas inquietudes. En esa búsqueda decidí, también, que quería trabajar con niños.
Hacía tiempo había hecho un curso de lactancia muy básico en el hospital, pero para mí fue como abrir una ventana a un mundo por descubrir. Allí quedó esa semilla dormida, que comenzó a crecer cuando experimenté los problemas de lactancia con mi hijo.
Superamos una pérdida de peso de más del 10% de la que nadie me avisó con tiempo, un frenillo corto que no se diagnosticó, iniciar una suplementación que dio lugar a una alergia a la proteína de vaca... Una carrera de obstáculos que fuimos saltando totalmente solos, perdidos, con la sensación de que nuestra lactancia estaba echada a su suerte. Quedó tanto por hacer, tanto por valorar y apoyar.. tanto de lo que entonces no era consciente, pese a mi carrera sanitaria.
La lactancia llega a mi vida para quedarse
Pese a todo, pudimos disfrutar de una lactancia de más de tres años, y una idea comenzó a cristalizar en mi corazón.
Las madres no debemos encontrarnos solas durante el posparto. El cuarto trimestre debería vivirse desde el disfrute, el cuidado, la calma...
Pero cuando la lactancia va mal... Todo se descontrola.
Con esta idea decidí formarme como asesora de lactancia, y comencé a facilitar grupos de apoyo en mi barrio y a acompañar familias en su domicilio. Esta actividad cada vez me fue tomando más tiempo y fuerza en mi día a día, hasta que en 2022 me certifiqué como IBCLC.
Es entonces cuando El gozo de la maternidad sale a la luz, cuando diseño los programas que ahora te ofrezco, para que puedas encontrar aquello que necesitas para ti y tu familia.
La aromaterapia me encontró
La aromaterapia me encontró siendo ya madre de dos, cuando mi hija pequeña tenía justo un año. Estaba pasando una etapa complicada y varias personas me habían hablado sobre ella, sin embargo me abrumaba no conocer los efectos, la dosificación... y más con un bebé.
Entonces conocí a una persona que me habló de unos aceites esenciales de gran pureza, de grupos de consulta, de clases gratuitas... acudí a una de esas clases y sentí que había encontrado justo lo que estaba buscando. Un proveedor de aceites esenciales con un estándar de calidad inmejorable, acompañamiento en mi proceso de iniciación y formación.
Compré mi primer kit de aceites y desde entonces, la aromaterapia forma parte de mi vida, hasta el punto de que no puedo entender la maternidad sin ella.
Llegaron las primeras experiencias con mis hijos y conmigo misma. Comprobé una y otra vez cómo nos ayudaban a volver al equilibrio físico y emocional, y los comencé a usar para todo. Internamente (en cápsulas, en infusión). Sobre la piel elaborando mi cosmética libre de tóxicos (sérum facial, desodorante, crema corporal nutritiva, crema para la piel atópica de la peque, masajes para aliviar el dolor de articulaciones y músculos...), y en el difusor para mantener el ambiente de casa limpio, la nariz y los pulmones despejados y transitar retos emocionales importantes como la incorporación al cole o el destete nocturno de mi hija.
Al poco tiempo comencé mi formación universitaria, y entonces entendí que los aceites esenciales son potentes fitofármacos, seguros en la mayor parte de las ocasiones, pero que necesitan de una dosificación, mezcla y administración adecuada.
Desde entonces los utilizo en mis acompañamientos de embarazo y lactancia y también mentorizo a las personas que desean introducirse en su uso, para que puedan disfrutarlos en todas sus dimensiones y de forma segura.
Y sentí la llamada de acompañar partos
Al convertirme en madre pude experimentar dos partos muy diferentes.
El de mi hijo, inducido e intervenido pese a mi determinación por darle un nacimiento fisiológico. Y el de mi hija: libre, natural y poderoso. Las dos experiencias me enseñaron mucho.
La primera, que los partos son imprevisibles, que es importante fluir y tener los recursos adecuados para tomar la mejor decisión en cada momento, que a veces no es exactamente la que habría deseado. También fue una toma de consciencia de lo que me faltó, y la fuerza para buscarlo.
La segunda, que cada experiencia es única e incomparable. Que mi cuerpo era capaz de parir un nuevo ser sólo contando con su diseño, con sus hormonas, simplemente ayudado por una mirada atenta.
Busqué durante el embarazo y llegó a mí el entrenamiento con hipnoparto, como una forma maravillosa de trabajar aquello que necesitaba. Gracias a ello pude experimentar un parto intenso, bello y sin dolor. Pude experimentar el placer de sentirme alineada con mi bebé, con mi cuerpo y sus procesos.
Por eso te ofrezco prepararte con hipnoparto. Porque tras experimentarlo, sentí la necesidad de formarme y ponerlo a tu servicio. Y ahora, siento que este propósito queda completo. Ayudando a vivir el parto conectadas con el poder de nuestros cuerpos, estableciendo la lactancia si es lo que deseas, recuperando la confianza en nosotras como mujeres y madres. Iniciar la maternidad sintiéndonos seguras, poderosas y capaces. Esa es mi forma de cambiar el mundo.